Durante la década de 1950 llegan a Cataluña miles de inmigrantes procedentes de todas las regiones del Estado español. Se calcula que unas 450.000 personas se instalaron en Barcelona y en su entorno metropolitano. La llegada y el asentamiento de miles de recién llegados puso de manifiesto una grave escasez de viviendas. Los cálculos oficiales cifraron este déficit entre 36.000 y 55.000 en la capital y en las localidades limítrofes. Cornellà de Llobregat, próxima a Barcelona, no quedó al margen de este movimiento humano.
Con una situación insostenible por la falta de vivienda y la gran demanda existente, en marzo de 1958 el gobierno español aprobó el Plan de Urgencia Social de Barcelona. Un enorme proyecto urbanístico mediante el que se impulsó la construcción de 8 polígonos de viviendas. El plan se extendía de punta a punta del área metropolitana de Barcelona y estableció la edificación de los polígonos de Bon Pastor, Guineueta, Sant Martí, Badalona, Bellvitge, Montbau, Besòs y Cornellà de Llobregat. En nuestra ciudad, el plan esbozó la edificación de 6480 viviendas en el futuro barrio de Sant Ildefons.
Con un déficit estructural de viviendas, las autoridades franquistas desplegaron las primeras iniciativas para promover la construcción de nuevos alojamientos. En 1953 se aprobó el Plan Comarcal de Ordenación Urbana de Barcelona donde se identificaban, por primera vez, los terrenos del futuro barrio de Sant Ildefons como zona edificable.
En 1956, el Ayuntamiento de Cornellà de Llobregat promovió en los terrenos de Sant Ildefons un plan parcial público para construir un nuevo barrio para 7500 habitantes, basado en un modelo de ciudad jardín. Pero el consistorio, carente de toda capacidad para impulsar el proyecto, aparcó el plan urbanístico. Ese mismo año, el Estado aprobaba la Ley del Suelo, que abría la puerta a la construcción de polígonos de vivienda. Sin ir más lejos, en Cornellà se edificaban las primeras promociones inmobiliarias: los bloques del barrio de Almeda, los pisos de la Siemens o el polígono Lindavista, estos últimos en el barrio de la Gavarra.
La aprobación del Plan de Urgencia Social dio el pistoletazo de salida a la construcción del barrio. La empresa Construcciones Españolas, SA reclamó al Ayuntamiento de Cornellà de Llobregat y a la Comisión de Urbanismo de Barcelona la cesión del Plan Parcial iniciado años atrás, así como su modificación. Una maniobra mediante la cual se aumentaba la edificación hasta las 13.000 viviendas, o, lo que vendría a ser, de los 7500 habitantes iniciales del proyecto de 1956 a 45.000 habitantes previstos en el proyecto aprobado definitivamente en 1959.
El 23 de diciembre de 1958, el Ayuntamiento de Cornellà de Llobregat, presidido por el alcalde Josep Riu i Carreras, aprobó las modificaciones presentadas por la empresa. Poco después, en julio de 1959, la Comisión de Urbanismo de Barcelona ratificó la propuesta presentada, con alguna modificación puntual como la reducción definitiva a 10.000 de los pisos aprobados para construir. Un proyecto que se convertiría en un símbolo del barraquismo vertical.
La construcción del barrio de Sant Ildefons fue impulsada por la inmobiliaria Construcciones Españolas, SA., una sociedad fundada por Josep Maria Figueras i Bassols, administrador, y Josep Ildefons Suñol i Soler, presidente del consejo de administración. Junto a las facilidades que encontraron en el consistorio, Construcciones Españolas también se benefició de las ayudas aprobadas por el Estado. La ley de la vivienda, aprobada en 1957, otorgaba a las inmobiliarias una generosa subvención de 30.000 pesetas por piso construido. Una cifra que Construcciones Españolas ajustaría a la calidad de los materiales de obra utilizados durante la edificación de los inmuebles.
Las obras del polígono se iniciaron a mediados de 1959. El ritmo de trabajo fue vertiginoso para tener listas las primeras promociones en diciembre de 1959. Por aquellas fechas, la prensa publicaba que la constructora finalizaba 100 viviendas cada 15 días. Unos datos que nos permiten entender el ritmo frenético de trabajo y venta de los pisos, pero muy especialmente el flujo continuado de llegada de inmigrantes
La publicación de los anuncios publicitarios se multiplicó en la prensa de Barcelona. Propaganda como "Veranee todo el año en su propio piso", "Todo exterior - Mucho sol" y "10.000 pisos con sus escuelas, iglesias, cines, etc." llegaba a las manos y a los corazones de miles de inmigrantes necesitados de alojamiento.
Todos los barrios tienen un nombre, menos Sant Ildefons, que tiene dos. “Sant Ildefons/Ciudad Satélite” es un binomio que ha convivido durante muchos años, aunque en los últimos tiempos el nombre de “Ciudad Satélite” ha sido una denominación a la baja.
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